LOCALIZACIÓN
El municipio de Torquemada se localiza en la parte sur-oriental de la provincia de Palencia, formando parte de la comarca natural del Cerrato Palentino en la parte septentrional donde conecta con la Tierra de Campos.
Limita por su parte Norte con los términos vecinos de Astudillo y Cordovilla la Real, por el Oeste con Villamediana, por el Sur con Villaviudas y Hornillos de Cerrato y por el Este con el de Valdecañas de Cerrato.
Torquemada tiene una superficie de término de 83,6 kilómetros cuadrados. La población censada a 1 de enero de 2019 es de 968 habitantes, situándose su núcleo urbano a una altitud de 730 metros.
Torquemada se encuentra a 22 km. de Palencia, teniendo su mejor acceso a través de la Autovía Burgos-Portugal A-62 que en las salidas 66 y 68 nos facilitarán el acceso a la villa. Con respecto al resto de capitales importantes, Torquemada está a 67 km. de Burgos, 58 de Valladolid, 227 de Madrid, 670 de Barcelona, 223 de Bilbao, 454 de La Coruña, 641 de Sevilla, 580 de Valencia, 650 de Lisboa y 69 del Aeropuerto de Villanubla en Valladolid.
La actividad económica principal de la población de Torquemada es agrícola y ganadera. El sector secundario está experimentando un profundo desarrollo, sobre todo con la reciente ubicación de un Polígono Industrial donde se han instalado varias empresas. El terciario ocupa a un porcentaje elevado de vecindario ya que, al tratarse de un municipio cabecera de comarca, abastece de servicios, educación, sanidad, entidades bancarias, ocio, etc. a los pueblos de su entorno.
NATURALEZA
Paisajísticamente hablando, Torquemada forma parte de la comarca natural de El Cerrato palentino, una comarca con personalidad propia, claramente diferenciable del resto de las que componen el variado mosaico de los paisajes comarcanos palentinos. Las formas de relieve entre las que se encajona el actual término de Torquemada, son los páramos calcáreos, que al ser más resistentes frente a la erosión que los materiales de otros períodos sedimentarios, han aguantado los sucesivos desmantelamientos erosivos sufridos en el sector suroriental de la provincia de Palencia, manteniéndose así hasta nuestros días y conformando su actual morfología y orografía. Estos páramos calcáreos, en algunos puntos pueden llegar a superar los 900 metros de altitud para descender a los poco más de 720 metros en muchos de sus valles y vegas de sus ríos y arroyos, como bien puede apreciarse en estos entornos de Torquemada. Entre estos páramos que dominan el paisaje torquemadino y la vega por la que discurre el río Pisuerga y el río Arlanza, hoy veremos lo que consideraríamos como su paisaje rural de explotación y aprovechamientos agrícolas, base de la economía primaria de esta zona.
El paisaje agrícola de Torquemada está dominado por la agricultura extensiva totalmente mecanizada, con grandes superficies dedicadas a los cultivos de secano, (cereales: trigo, cebada, avena y centeno) a los que se suman importantes zonas de las vegas de los ríos Pisuerga y Arlanzón que acogen cultivos de regadío (alfalfas y remolachas), así como excelentes parcelas de huerta, donde entre otros productos hortofrutícolas sobresalen los conocidos y afamados pimientos de Torquemada. El viñedo en otras épocas tuvo una gran importancia, como lo demuestran los cinco barrios de bodegas-cueva que pueden verse repartidos por los arrabales del casco urbano de Torquemada, lo que ha dado origen a que recientemente hayan surgido dos empresas vitivinícolas pertenecientes a la Denominación de Origen “Arlanza”.
Dentro del término municipal de Torquemada, y a escasos metros del núcleo urbano, confluyen de forma casi privilegiada dos grandes corrientes hidrológicas, el río Pisuerga que unos kilómetros más arriba recibe las aguas del río Arlanza. A la horquillada vega que organiza la unión de cuencas de estos dos ríos, y ya dentro del término de Torquemada también van a parar otras corrientes menores: el arroyo del Castillo, de los Calzados, de la Vega, de Valdesalce y de Ausó, y el de algunas fuentes: Fuente del Valle del Infierno, de la Mocha, del Manso, de la Tejera, del Vao, etc.
El clima de Torquemada es seco, extremo y continentalizado, lo que permite el desarrollo de un modelo de vegetación natural que se corresponde con la de un tipo de bosque mediterráneo de encina o carrasca (Quercus ilex), quejigo (Quercus faginea), plantas éstas, adaptadas perfectamente a este tipo de clima y suelo.
De todas formas, no es raro encontrarnos con verdaderos oasis en medio de esta sequedad, lugares llamativos, contrastados y pintorescos, próximos a una fuente o manantial (Valle del Infierno, Valdesalce, etc.) o en las vegas de los ya mencionados ríos Pisuerga y Arlanzón y de sus corrientes secundarias (Canal de Villalaco), donde la frondosidad de sus arboledas y sotos, generan microclimas y bosques de galería de llamativa y acogedora belleza natural.
Entre las especies arbustivas que dan cuerpo a estos bosques, se encuentran chopos (Populus nigra, Populus alba), olmos (Ulmus sp.), sauces (Salix sp.), alisos (Alnus glutinosa), fresnos, abedules, etc. En cuanto a la flora herbácea encontramos junto al cauce, y muchas veces dentro de él, gran cantidad de especies típicas de ambientes húmedos como la espadaña (Typha sp.), el carrizo (Phragmites australis), diversas especies de juncos (Scyrpus sp.) o en algunas ocasiones gladiolos (Gladiolus sp.) e iris (Iris sp.). Muy importante es también la vegetación acuática que encontramos dentro del lecho del río, en ambas márgenes, en zonas donde la corriente y el sustrato permiten su proliferación, encontramos especies potamogetonáceas (berros en los arroyos), ranunculáeas y ninfáceas.
Este tipo de ecosistema de bosques de ribera, acoge una gran diversidad de fauna y especies de vertebrados. Los reptiles encuentran en este hábitat y en la sequedad de su ambiente un medio óptimo para su desarrollo: lagartijas, eslizones, culebras bastarda y escalera y el más grande de los lagartos ibéricos, el ocelado. Las aves rapaces, como el ratonero, aguilucho cenizo, azor o el cernícalo, campean abundantemente por todo el territorio, donde encuentran fácil sustento entre los pequeños roedores, sin despreciar palomas torcaces, abubillas, cucos, abejarucos, perdices y codornices. Destacan, también, la gran variedad de aves esteparias: alondras, calandrias, tarabilla común, collalba gris, alondra de Dupont, ruiseñores, cuervos y cornejas, etc. La nocturna lechuza y su pariente el mochuelo, habitan yeseras y casas de labor. Los mamíferos como el zorro, el jabalí, venado, corzo, la liebre o el conejo, comparten territorios con un gran número de roedores como el ratón de campo y el topillo, que invaden de forma cíclica las parcelas de cultivo.
Sus ríos, arroyos y charcas, acogen a un variado número de aves, ya sean éstas migratorias o estables, destacando entre ellas la garza real, la cigüeña blanca y diferentes variedades de patos y ánades. Lo mismo ocurre con su fauna piscícola, no tan abundante como en otras épocas, donde no es raro pescar truchas, barbos, bogas, cachos, gobios o barbucones, y hasta lucios que han colonizado este agua, así como buenas “fardeladas” de cangrejos americanos y señal, que empiezan a consolidar su presencia. Los ríos Pisuerga y Arlanzón a su paso por Torquemada son cotos de pesca perfectamente reglamentados, abriéndose la veda en primavera.
HISTORIA
La importancia de la villa creció al convertirse en paso obligado en el camino que unía Burgos con Palencia y Valladolid, pues en este lugar era donde se atravesaba el río Pisuerga. La construcción de un puente del siglo XV, suponía la eliminación de los peligros que conllevaba cruzar el río – caudaloso en este tramo de su recorrido – mediante barcas.
Lugar frecuentado en diferentes momentos por la monarquía, con la invasión francesa la actuación de Torquemada alcanzó el grado de heroicidad. El 6 de junio de 1808 el general Lasalle llegaba a la población procedente de Burgos. Iba al frente de cuatro batallones de infantería y una importante fuerza de caballería camino de Valladolid. Al anochecer los vecinos cortaron con barricadas el puente sobre el Pisuerga a la vez que utilizando la Iglesia de Santa Eulalia como Alcázar, se aprestaron a repeler al invasor. El entusiasmo de la población no pudo con el imponente ejército francés que consiguió entrar en el pueblo tomando represalias desmedidas, matando e incendiando edificios, incluida la Iglesia.
Como consecuencia de estos acontecimientos los vecinos huyeron a poblaciones próximas. A su regreso el panorama que presentaba la villa era desolador. Mediando el siglo XIX la villa se había recobrado totalmente.
Torquemada es un escenario de historia y cuna de figuras tan insignes como el Cardenal Fray Juan de Torquemada y su sobrino Fray Tomás de Torquemada, primer Inquisidor General de Castilla y Aragón en 1483, famoso por su implacable administración de la Inquisición. En ambos casos hay hechos que introducen la conexión con Torquemada, a título de ejemplo, sirva una carta firmada por Fray Tomás que se conservaba en el Archivo Parroquial hasta finales del siglo pasado en la que respondía a otra carta en la que los vecinos se dirigían al inquisidor solicitando dinero para la construcción de la Iglesia.
Es también casa solariega del poeta José Zorrilla y de la Reina Doña Juana “la Loca”.
Torquemada fue visitada en repetidas veces por el Emperador Carlos V: el 28 de febrero de 1520 antes de ser elegido emperador, el 25 de agosto de 1522, julio de 1524, mayo de 1527, 1542, etc. ncluso en su último viaje, camino a su retiro en el monasterio de Cuacos de Yuste, dónde moriría.
Torquemada o el lugar de la Torre quemada, en referencia a la torre defensiva levantada por los visigodos y quemada por los árabes, seguramente estuvo habitada en las invasiones célticas, continuaría con los vacceos a la que pertenecía Antraca, luego Torquemada. En las tierras se batalló en la conquista de los romanos, con importantes hallazgos arqueológicos, y en su término se han encontrado algunas “villas” romanas.
Sufrió la villa grandes calamidades en la Guerra de la Independencia, siendo ocupada, saqueada e incendiada por el general Lasalle en junio de 1808.
Por su término pasa el canal de Villalaco o de Alfonso XIII, así como la antigua Cañada Real Burgalesa, siendo pueblo muy concurrido en los mercados hacia Medina del Campo.
Aquí se fundaron a finales del siglo XII conventos de monjas Bernardas de Santa María de Escobar, para residir en Palencia a final del siglo XVI. Por Torquemada pasó a lo largo de cuatro meses el cortejo fúnebre de Felipe I “el Hermoso”, naciendo aquí su hija la Infanta Catalina, luego reina de Portugal.